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24.10.05

" Nunca es tarde para nada"

Nada sucede porque sí, me siento decepcionado por buscar un camino diferente. Cansado de beber en una fuente de frustraciones innecesarias,
harto de sicofonias escuchadas en la media noche y completamente superado por el frenesí de los acontecimientos, certidumbres que se tambalean cuando se avecinan. Me dicen en una reunión de desesperados egocéntricos que es tarde para mí, eso es como si una tumba de lodos enterrara mi ser. Trataré de adentrarme en historias siempre extraordinarias y que no sean difíciles de clasificar. No las buscaré en ese cuarto donde uno guarda todo lo que no le gusta, o terminare solitario en mi cápsula del tiempo rodeado de límites y analizando mi forma de pensar, espero que nunca sea tarde para nada.

15.10.05

" Al Castaño "

Mis mares de dudas, desaparecen bajo tú sombra
sombra que producen tus bellas hojas
hojas que acarician tus sabrosos frutos
frutos que dan tú hermoso nombre “Castaño”

12.10.05

"Picnic"

Cualquier sitio es bueno
para un buen Picnic,
solo hace falta...
...mantel, comida, vino
y una buena compañía.

6.10.05

"Sueño"

Nunca había soñado algo tan horrible, como lo que soñé anoche. Soñé que formaba parte de la mismísima muerte, soñé que formaba parte de la “Santa Compaña”.
Recuerdo que éramos unos trece o catorce, íbamos todos vestidos con unas túnicas blancas con capuchas que apenas se nos veían las caras.
Era sobre la madrugada y caminábamos muy lentamente por un camino que lleva al pueblo, íbamos en fila de a dos y los cuatro del medio portaban un ataúd hecho de pino. Nos cruzamos con varios lugareños, que horrorizados huían al ver nuestra presencia, no me extraña, quién no huye de la “Santa Compaña”, si te topas con ella de madrugada.
Al entrar en el pueblo, nos dirigimos a la calle “Empedrado” que tiene una cuesta algo pronunciada y al principio es bastante estrecha que hace más intenso el olor a cera quemada. Yo notaba que éramos observados con horror detrás de las ventanas, seguro que esos observadores imploraban a Dios para que no nos parásemos delante de sus puertas.
Casi al final de la cuesta, la tenebrosa procesión que formábamos dejó de caminar, el encapuchado de mi derecha levantó el farol que portaba, y la débil luz alumbró el número de la casa, el 46, sí, es aquí.
Yo con mi mano fría di tres golpes en la puerta, nadie contestó, sabía perfectamente que estaban detrás de la puerta; toc toc toc, -abran a la “Santa Compaña”, dije.
Abrió una señora entrada en años –soy la ama de llaves, ¿ por quién vienen?
Yo clavé mi tenebrosa mirada en una mujer que estaba en el fondo de la estancia, estaba paralizada por el miedo, era guapa, muy delgada, sobre los 47 años, se llamaba Asunción do Castro, licenciada en farmacia.
Le extendí mi fría mano en ademán de que nos acompañara, y le dije -a partir de ahora serás un alma en pena, ven-.
Salió con nosotros, el ama de llaves cerró la puerta, y la “Santa compaña” se alejó de allí.
De repente desperté, fue un sueño, me dije, solo un maldito sueño. Sentí un alivio tremendo, me levanto de la cama y decido dar mi paseo matinal por el pueblo y olvidarme de todo.
-Germán póngame un café- Germán es el camarero del café Central.
-Caballero aquí tiene su café.
-Por cierto ¿se enteró usted de la noticia? añade Germán.
-No, ¿ qué noticia? le replico.
-Mire viene aquí en el diario, página dos.
Abro el diario en la página dos: Ayer de madrugada falleció en su casa de la calle Empedrado doña Asunción do Castro la conocida farmacéutica...

2.10.05

"Marcos, Marcos, Marcos"

Ir al “Teatro de mis sueños” en días como el de ayer, se enciende una llama dentro de mí, que a poco que los actores la alimenten no se apagara nunca.
Ir al “Teatro de mis sueños” en días como el de ayer, me hace sentir nuevas emociones y comprender mejor los sentimientos de la gente. Yo me hago cómplice del resto del publico que esta a mí alrededor, cantamos, animamos y jaleamos a los actores y ellos animando actitudes y sentimientos dan todo lo que llevan dentro, según la capacidad de cada uno.
Ir al “Teatro de mis sueños” en días como el de ayer, me hace intensificar la gran aventura vivida el 26-06, y sobre todo me embarga una felicidad absoluta cuando el actor principal interpreta con sabiduría infinita su papel y logra salvar una mediocre obra y como recompensa al final cuando se cierra el telón todo el publico puestos en pie en sus plateas, corean su nombre Marcos, Marcos, Marcos.