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30.5.13

"Carmen"


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Hay días, cuando en noches de vela te miro, pienso, que hay alguna sustancia dentro de mis ojos que me impide dejar de mirarte y cuando la oscuridad se funde con el alba esa sustancia desaparece perseguida por la luz y es cuando consigo dormir.

18.5.13

"Influencias"


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Mujer en el Derby Café - Santiago 2012
 
Hay días en los que soy propenso a la soledad deliberada. Suelo pasear ensimismado en mis pensamientos o sentarme en cualquier banco de cualquiera plaza o café como si fuera uno  de esos personajes que pintaba Edward Hopper.
Edward Hopper junto al irascible Mark Rothko son mis pintores preferidos y suelo en algunas ocasiones dejarme influenciar por sus obras.
Cuando salgo a fotografiar si veo cualquier mancha en el suelo o en una pared me viene la influencia a la mente de Mark Rothko y cuando veo a uno de esos seres concentrados en si mismos, inundados por la tristeza, soledades, sentados en un café o parada de autobús es cuando aparece en mí la influencia de Edward Hopper.  

11.5.13

"Silencio"


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“Retraida” – Pontedeume 2013

Hay días que un incorregible estado de mi alma está enteramente embargado por un sentimiento de admiración y alegría porque el recuerdo me trae a la memoria mis búsquedas de ese “silencio” del que en numerosas veces escribía Juan Ramón Jiménez. Suelo buscar ese silencio en ese paraíso que son “Las Fraguas del Eume”.
Es un regalo, un deleite, una delicadeza, cuando en mis días ociosos uno nota el temple del aire húmedo coger mi vieja bicicleta e ir tras ese silencio.
Las lenidades de los días de primavera duermen los campos adyacentes al camino de mi recorrido anegando mis sentidos con un fuerte aliento de helechos. Ya cerca del río, el aire puro, afila los limpios sonidos que produce la cadena de la bicicleta.
Hay partes del recorrido en la cual me apeo de la bici y continúo andando y le susurro, mira, bicicleta, mira, y le señalo todo lo débil –flores, pájaros– puro encanto, vida, idilio.
Al final del camino, ambos, mi vieja bicicleta y yo, en solitario, subimos una cuesta dejamos a la izquierda el monasterio y descendemos por la vereda de la derecha la cual nos conduce a lo buscado.
Allí, en soledad, sentado, frente al viejo puente por veces iluminado por los débiles rallos del sol filtrado entre los enormes abedules al principio solo oigo el murmullo procedente de una pequeña cascada de aguas frías, después, si cierro los ojos ese sonido va desapareciendo y ya entonces es cuando solo oigo ese silencio que muchas veces narraba Juan Ramón Jiménez.
Después, en la luz última, montado en mi vieja bicicleta de regreso a mi hogar pienso este silencio que he escuchado fue efímero aunque su recuerdo podrá ser eterno.       
 

9.5.13

“Cala”


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Raraher “Cala” – Castellón 2013

Algunas veces regreso a mi casa procedente del trabajo iracundo y desentonado pero la tormenta desaparece con solo contemplar sus ondulados bordes, su lustroso porte, su pureza. Qué belleza mirar esta flor cuyo aroma se esparce entre la luz ombría del camino que conduce a mi hogar y a la vez me sirve de bálsamo tranquilizador.