"En el hospital"

La verdad es que tendido en aquella camilla y transportado por dos tipos me vino a la mente la impotencia del que va por el corredor de la muerte. Eran interminables los pasillos que conducían al quirófano y en el trayecto visualicé a través de una cristalera un frondoso ficus al cual extendí mis brazos con intención de abrazarme a él.
No logré mi propósito de huir del miedo que me causó el paso a la inconsciencia cuando estaba acostado bajo unos inmensos focos y rodeado de varias personas cuyos rostros ocultaban con mascarillas del color de la esperanza. Tengo que decir que ya no recuerdo nada más y solo me queda darle las gracias a todos los que se han preocupado por mí durante estos días.